Desde pequeños nos han vendido una idea muy comercial: Navidad llena de Paz, amor, familia, dulces, juguetes, felicidad, reencuentros, días de fiesta, pasar tiempo juntos… en definitiva; la idea de que Navidad es un momento mágico y de felicidad absoluta.
Personalmente, a mí me encanta Navidad. Para mí es un día mágico. Mis padres eran de aquellos que trabajaban todos los días del año, fuera festivo, lloviera, nevara o estuviéramos en período de vacaciones. Pero durante Navidad, podía acompañarles al trabajo. No es que yo lo disfrutara eso de ir a trabajar, pero saber que hacíamos algo juntos; cómo decorar el árbol, celebrar Año Nuevo mirando la programación de TV3 con la diminuta familia que éramos, o que el día 1 de enero sí o sí, y pasase lo que pasase, estuviésemos juntos, a mí me hacía feliz.
Actualmente, la situación ha cambiado. Ya no pasa nada de lo que os cuento; algunos nos han dejado y todos tenemos nuevas circunstancias. Sin embargo, yo sigo viviendo Navidad como un momento precioso.
Estos días me he fijado en familias, adultos y niños, que para ellos la Navidad no es mágica, y es duro. Es muy duro tomar conciencia de que nos están vendiendo constantemente una idealización; “en Navidad hay que reunirse y ser muy felices”, “en Navidad hay que amarnos y no se puede discutir”, “en Navidad hay que hacer regalos”, “en Navidad toca pasar tiempo con los compañeros de trabajo, lo disfrutes o no”, “en Navidad se debe pasar tiempo en familia”, “en Navidad toca comprar jamón del bueno y gambas”, “si no haces un viaje, o visitas muchos lugares, no son vacaciones de Navidad”. Y yo me pregunto… ¿Qué ocurre si todo esto que TENEMOS que HACER y TENEMOS que VIVIR no es posible?
Ahora es cuando os suelto la realidad:
Anna tiene un familiar hospitalizado.
A Adam se le acaba de morir el padre repentinamente.
Judit debe trabajar por fiestas y no podrá pasarlas con la familia.
Martí y Àuria viven la primera Navidad con los padres separados.
Sidy tiene su familia en Nigeria. Lleva 5 años sin verlos.
Carmen y Antonio se acaban de separar.
Espe ha tenido que romper la relación con su hija para proteger a sus nietos.
Aurora acaba de recibir un diagnóstico desolador.
Isidro acaba de darse cuenta de que es alcohólico.
Lobna y Yassir acaban de sufrir un aborto.
A Salma la han desahuciado.
Oriol añora cuando en Navidad se reunía toda la familia.
Pedro se siente solo en la residencia.
Jorge sabe que no podrá comprar regalos para sus hijos.
Ivanka detesta su trabajo y su ambiente laboral.
A Daryl le rechaza su familia desde que les dijo que era un hombre.
Sonia y Javier sufren malos tratos por parte de sus parejas.
Matías teme a su padre.
Jana cree que el suicidio es la única solución.
Albert y Soraya sufren abusos sexuales y no saben cómo pedir ayuda.
Todas estas realidades (y muchas más), junto a las cargas mentales, coexisten con Navidad. Todas estas realidades son frecuentes. Todas estas realidades son duras. Todas estas realidades impiden que Navidad sea un período de felicidad absoluta y constante
Démonos cuenta de que Navidad también es un momento de:
Melancolía y nostalgia del pasado.
Expectativas autoimpuestas y alta presión.
Tensiones familiares no resueltas que se pondrán sobre la mesa.
Sentimientos de soledad
Dejamos de vender humo y miremos las realidades que existen. En Navidad tenemos derecho a estar tristes, enfadados y desubicados. Tenemos derecho a tener miedo y sentirnos solos. Tenemos el mismo derecho a sentirnos así que a ser felices, así que no imponemos nada, no creamos expectativas, porque hacerlo causa más dolor y más tristeza a las personas que lo están pasando mal.
Estamos de acuerdo en que Navidad es una época en la que por norma general intentamos ser más empáticos, agradables, serviciales y generosos. Así que os hago unas propuestas;
Si te sientes de alguna de las maneras que he dicho, permítetelo.
Si conoces a alguien que se siente así, acompáñalo (abrázalo, siéntate en silencio a su lado, etc.).
Si te sobran 2 €, contribuye en una campaña (comida, regalos para niños, etc.)
Si ves a alguien solo y dispones de tiempo, saluda y alégrale el día 5 minutos.
Si añoráis a un familiar, hablad, mirad fotos, etc.
¿Qué pasa si mi navidad no es mágica?
Desde pequeños nos han vendido una idea muy comercial: Navidad llena de Paz, amor, familia, dulces, juguetes, felicidad, reencuentros, días de fiesta, pasar tiempo juntos… en definitiva; la idea de que Navidad es un momento mágico y de felicidad absoluta.
Personalmente, a mí me encanta Navidad. Para mí es un día mágico. Mis padres eran de aquellos que trabajaban todos los días del año, fuera festivo, lloviera, nevara o estuviéramos en período de vacaciones. Pero durante Navidad, podía acompañarles al trabajo. No es que yo lo disfrutara eso de ir a trabajar, pero saber que hacíamos algo juntos; cómo decorar el árbol, celebrar Año Nuevo mirando la programación de TV3 con la diminuta familia que éramos, o que el día 1 de enero sí o sí, y pasase lo que pasase, estuviésemos juntos, a mí me hacía feliz.
Actualmente, la situación ha cambiado. Ya no pasa nada de lo que os cuento; algunos nos han dejado y todos tenemos nuevas circunstancias. Sin embargo, yo sigo viviendo Navidad como un momento precioso.
Estos días me he fijado en familias, adultos y niños, que para ellos la Navidad no es mágica, y es duro. Es muy duro tomar conciencia de que nos están vendiendo constantemente una idealización; “en Navidad hay que reunirse y ser muy felices”, “en Navidad hay que amarnos y no se puede discutir”, “en Navidad hay que hacer regalos”, “en Navidad toca pasar tiempo con los compañeros de trabajo, lo disfrutes o no”, “en Navidad se debe pasar tiempo en familia”, “en Navidad toca comprar jamón del bueno y gambas”, “si no haces un viaje, o visitas muchos lugares, no son vacaciones de Navidad”. Y yo me pregunto… ¿Qué ocurre si todo esto que TENEMOS que HACER y TENEMOS que VIVIR no es posible?
Ahora es cuando os suelto la realidad:
Anna tiene un familiar hospitalizado.
A Adam se le acaba de morir el padre repentinamente.
Judit debe trabajar por fiestas y no podrá pasarlas con la familia.
Martí y Àuria viven la primera Navidad con los padres separados.
Sidy tiene su familia en Nigeria. Lleva 5 años sin verlos.
Carmen y Antonio se acaban de separar.
Espe ha tenido que romper la relación con su hija para proteger a sus nietos.
Aurora acaba de recibir un diagnóstico desolador.
Isidro acaba de darse cuenta de que es alcohólico.
Lobna y Yassir acaban de sufrir un aborto.
A Salma la han desahuciado.
Oriol añora cuando en Navidad se reunía toda la familia.
Pedro se siente solo en la residencia.
Jorge sabe que no podrá comprar regalos para sus hijos.
Ivanka detesta su trabajo y su ambiente laboral.
A Daryl le rechaza su familia desde que les dijo que era un hombre.
Sonia y Javier sufren malos tratos por parte de sus parejas.
Matías teme a su padre.
Jana cree que el suicidio es la única solución.
Albert y Soraya sufren abusos sexuales y no saben cómo pedir ayuda.
Todas estas realidades (y muchas más), junto a las cargas mentales, coexisten con Navidad. Todas estas realidades son frecuentes. Todas estas realidades son duras. Todas estas realidades impiden que Navidad sea un período de felicidad absoluta y constante
Démonos cuenta de que Navidad también es un momento de:
Melancolía y nostalgia del pasado.
Expectativas autoimpuestas y alta presión.
Tensiones familiares no resueltas que se pondrán sobre la mesa.
Sentimientos de soledad
Dejamos de vender humo y miremos las realidades que existen. En Navidad tenemos derecho a estar tristes, enfadados y desubicados. Tenemos derecho a tener miedo y sentirnos solos. Tenemos el mismo derecho a sentirnos así que a ser felices, así que no imponemos nada, no creamos expectativas, porque hacerlo causa más dolor y más tristeza a las personas que lo están pasando mal.
Estamos de acuerdo en que Navidad es una época en la que por norma general intentamos ser más empáticos, agradables, serviciales y generosos. Así que os hago unas propuestas;
Si te sientes de alguna de las maneras que he dicho, permítetelo.
Si conoces a alguien que se siente así, acompáñalo (abrázalo, siéntate en silencio a su lado, etc.).
Si te sobran 2 €, contribuye en una campaña (comida, regalos para niños, etc.)
Si ves a alguien solo y dispones de tiempo, saluda y alégrale el día 5 minutos.
Si añoráis a un familiar, hablad, mirad fotos, etc.
¿Se te ocurre alguna propuesta más?
Pasad una feliz Navidad. ¡Mágica o no!
¡Un abrazo!
Natalia Sellarés Berengué
Psicóloga General Sanitaria Infantil y Juvenil Colegiada 26739